Por este medio queremos manifestar nuestra inconformidad frente a los resultados presentados por el Comité de evaluación del Posgrado en Filosofía en su última convocatoria (Generación 2011). En términos generales, queremos señalar dos problemas que surgieron en este proceso de selección: a) la falta de transparencia con la cual se manejó el Comité de evaluación con respecto a los criterios de selección de los aspirantes al Programa de Posgrado en Filosofía; b) así como la utilización del examen como único mecanismo de evaluación para el rechazo de los aspirantes a la maestría y el doctorado en filosofía sin previo aviso. Con respecto a lo anterior queremos señalar lo siguiente.
Los aspirantes al Programa de Posgrado en Filosofía no fuimos debidamente orientados sobre el criterio de selección y evaluación de nuestras postulaciones, en lo particular jamás se nos notificó acerca del carácter determinante del examen como filtro. De la redacción de la convocatoria que dio a conocer la Coordinación del Posgrado en Filosofía no se deduce que el examen se utilizaría como filtro o que sería el requisito fundamental para definir quienes tendrían la oportunidad de que sus documentos fueran analizados por los subcomités de evaluación. De hecho en la convocatoria el examen aparece como uno más de todos los requisitos necesarios. En dicha convocatoria se nos solicitó presentar (a) Solicitud de ingreso, (b) Carta de exposición de motivos, (c) CURP), (d) Constancia de comprensión de lectura de dos idiomas, (e) Proyecto de Investigación, (f) Dos cartas de referencia de profesores, (g) Curriculum vitae actualizado, (h) Copia del certificado de Estudios de Licenciatura en el caso de los aspirantes de maestría o copia de los certificados de Estudios de Licenciatura y Maestría en el caso de los aspirantes a Doctorado, (i) Copia del título de Licenciatura en Filosofía en el caso de los aspirantes a Maestría y copia del título de Licenciatura y de Maestría en el caso de los aspirantes a Doctorado, (j) Copia del trabajo recepcional de Licenciatura en el caso de los aspirantes a Maestría o copia del trabajo recepcional de Licenciatura y Maestría en el caso de los aspirantes a Doctorado y (k) dos ensayos filosóficos propios. Sólo al final de la enumeración de estos documentos se menciona que además es necesario presentar un examen, pero en ningún momento se especifica que aquellos que no logren un puntaje determinado quedarían automáticamente fuera, sin que su documentación entregada fuera tenida en cuenta como elemento de evaluación. En este punto queremos hacer notar que tampoco se señala cuál es el sistema de evaluación del examen, como por ejemplo, la calificación mínima y máxima para aprobar el examen señalado, aspecto que es elemental al momento de aplicar un examen general. En este sentido, tenemos que señalar que el Comité académico y de selección no se ha manejado con la debida transparencia.
Para fortalecer nuestras observaciones, a continuación exponemos algunos puntos cuestionables sobre el examen.
1) El tiempo de resolución del examen no fue suficiente. El tiempo que se dio para responder el examen fue muy reducido, 120 reactivos en 3 horas implicó responder cada reactivo en 1 minuto y medio, pero considerando que hubo lecturas, entonces el tiempo se redujo aún más. Al final de las 3 horas aproximadamente la mitad de los alumnos estaban todavía resolviendo el examen, muchos no terminaron a tiempo.
2) En particular los reactivos de comprensión de lectura están técnicamente mal elaborados, ya que en un examen de conocimientos y comprensión de lectura no se pueden poner lecturas tan largas, y si se opta por las lecturas largas, entonces tendría que darse más tiempo para la resolución del examen, o incluso realizarse en diferentes sesiones. Bajo criterios técnico-pedagógicos, para la elaboración de un reactivo con texto para analizar y comprender se establece un número máximo de palabras como sucede por ejemplo en bachillerato (donde se utilizan lecturas de 200 palabras, i.e., un párrafo de 13 líneas) o para licenciatura (donde se utilizan lecturas de 300 palabras, i.e., 20 líneas de texto). En el caso de posgrado las lecturas no debieran superar las 400 palabras o las 25 líneas de texto. En el examen que se aplicó a los aspirantes del Programa de Posgrado de Filosofía el día 4 de mayo de 2010 no pocos reactivos se basaron en lecturas de más de dos cuartillas de texto, es decir más de 1000 palabras. De modo que aquí encontramos un error técnico considerable que sin duda afectó a la mayoría de los aspirantes al posgrado. Hay criterios de estandarización que son utilizados en diversas instituciones educativas; la UNAM y la Dirección General de Evaluación, sabemos, tienen sus propios criterios, pero técnicamente no pueden ser tan distantes uno de otro en las diferentes instituciones.
3) Partiendo del hecho de que el examen fue el único elemento con el cual fueron rechazados los aspirantes que no obtuvieron el puntaje establecido (mismo que nunca fue establecido públicamente sino que sólo se conoció por el Comité), hay que subrayar que es imposible medir el perfil del aspirante idóneo con el examen y sin tomar en cuenta los documentos académicos presentados. ¿Por qué? Porque “el perfil de referencia para Doctorado es el de una persona a quien pueda formarse como investigador” y en el caso de Maestría “no hay un sólo perfil de referencia dado que el programa de maestría tiene como objetivo apoyar tanto a aspirantes que se desempeñan como profesores a nivel medio superior y que, en ocasiones, no aspiran a continuar en el doctorado, como a candidatos que sí consideran esta opción”. El perfil de los aspirantes, como señala la misma Acta de la reunión de los subcomités de campo de conocimiento del programa de maestría y doctorado en filosofía celebrada el día 3 de mayo de 2010, tenía que ser evaluado a partir del análisis de la capacidad que el aspirante haya demostrado para la investigación, en el caso de doctorado, y para el trabajo académico, en el caso de maestría, el proyecto de investigación bien acotado, con objetivos bien definidos, contar con los conocimientos suficientes para llevar a cabo su proyecto en el tiempo que dura el programa, haber demostrado su capacidad de redactar adecuadamente y contar con excelentes cartas de recomendación. Todos estos elementos sólo pueden ser constatados por medio del análisis completo de la documentación académica presentada por el aspirante, el examen no puede calificar el perfil del aspirante en los términos planteados.
4) La aplicación del examen como filtro ha influido de manera importante para que varios aspirantes que no tienen estudios previos de filosofía fueran rechazados. El argumento con el cual se pretende minimizar el hecho es que la desventaja de dichos aspirantes es pequeña, “sólo del 25%” (sic), pero lo anterior encubre el hecho innegable de que la historia de la filosofía es vastísima, de tal manera que no es lo mismo estar acostumbrado a leer a Levinas o Rosenzweig, que leer a Bartolomé de Las Casas o Clavijero, o incluso a Foucault, Deleuze, Guattari o a Kripke y es muy posible que quien haya ingresado a la filosofía a través de un tipo específico de filósofos o tradiciones tenga problemas cuando lea otros tipos de argumentación, temas o filósofos muy distintos a los que conoce. Este es un problema real que debiera ser atendido: aún en las lecturas hubo desventaja de parte de los estudiantes que no tenían estudios previos de filosofía.
5) El caso de los aspirantes reprobados que son egresados de la licenciatura y de la maestría de la UNAM es particularmente preocupante y debería servir de alarma a los propios creadores del examen. ¿Cómo es posible que los propios egresados de la UNAM estén reprobados? Pero además ¿cómo es posible que por un lado la UNAM esté otorgando grados académicos en licenciatura y en maestría si después los comités evaluadores del Posgrado consideran que los alumnos no cuentan con la formación suficiente para acceder al siguiente nivel? Hay problemas de fondo que es necesario replantearse en este punto. Hay alumnos que habiendo hecho sus estudios de Maestría en el Programa de Posgrado en Filosofía no están siendo admitidos para pasar al Doctorado en el mismo Programa, pero lo inquietante es que el mismo Programa de Posgrado en Filosofía los habilitó como maestros y ahora les niega su ingreso al siguiente nivel para el que se supone los había preparado. Algo está mal: o el comité de evaluación ha evaluado mal a los aspirantes al Posgrado o los alumnos están mal, pero sucede que una gran mayoría de los aspirantes es egresada de la misma Facultad de Filosofía y aún del mismo Posgrado en Filosofía. Es necesario analizar a fondo esta contradicción.
6) El Comité de evaluación de los aspirantes ha defendido el uso del examen como filtro con el argumento de que muchos alumnos no se titulan en el tiempo estipulado y entonces quieren cuidar que los alumnos aceptados verdaderamente tengan las capacidades para titularse a tiempo. Pero, en primer lugar, el que los alumnos acrediten el examen no garantiza que cuenten con las capacidades de terminar sus estudios en tiempo. ¿O acaso se ha hecho una investigación exhaustiva sobre este punto que demuestre que existe una relación necesaria entre aprobar el examen y egresar del posgrado en tiempo y forma? Si es así, ¿en dónde está la prueba para que todos estemos convencidos de que ese es el camino adecuado por el cual debe continuar el Comité Académico? Quisiéramos saber ¿qué hace pensar que el examen garantizará eficiencia terminal en los tiempos administrativos que la UNAM y el CONACYT exigen? O en otras palabras ¿en qué se apoya el Comité Académico para creer que de un examen como el que se ha elaborado se puede deducir quién sí o quién no, cuenta con un perfil de investigador o de vocación docente? La eficiencia del posgrado y de la licenciatura en cuanto al número de titulados podría mejorarse de otras maneras, por ejemplo, exigiéndoles a los asesores a que estén más al pendientes de los avances de sus asesorados o en el caso de los posgrados hasta exigir el regreso de la beca después de un determinado tiempo de incumplimiento. La implementación del examen como filtro no es una solución al problema de titulación, ni está suficientemente justificado.
Por lo anterior exigimos que se reconsidere la postulación de todos los rechazados al Programa de Posgrado en Filosofía en los niveles de Maestría y Doctorado, revisando y evaluando todos los documentos que fueron solicitados por el Comité Académico como requisitos, con el fin de que el Comité pueda realizar una evaluación completa de los aspirantes y corroborar si cumplen o no con el perfil del aspirante idóneo, tal y como está estipulado por el Comité de evaluación.
Esperando que haya una predisposición al entendimiento mutuo, agradecemos su atención a la presente carta.
El Non sequitur flagrante del punto 5: Si soy bachiller por la UNAM puedo ser doctor por la UNAM... doh! En ese caso que con tu título te den también el emeritazgo y un honoris causa :D ¿También van a armar un jaleo por esto?
ResponderEliminarYo formo parte del programa y reconozco que hay varios aspectos a discutir. Pero me parece también que parte de una honradez elemental consiste en señalar el oportunismo de gran parte de nuestros compañeros, mismos que disfrazan con la bandera de "justicia" sus intereses personales: querer "estar becados" durante el mayor tiempo posible. Estos "alumnos" sólo aspiran a un posgrado para contar con dinero fácil y sin asumir compromiso alguno. Tampoco podemos, pues, ignorar esta cuestión: el alumnado se halla tan corrupto como aquello que denuncia. Éste es el correo con el que todo comenzó. Parte de su exigencia la resumo en: 1) queremos dinero, 2) queremos dinero sin que nos evalúen, 3) lo queremos por más tiempo... Juzguen ustedes:
ResponderEliminarFecha: jueves, 1 de julio de 2010, 14:53
ResponderEliminarLos estudiantes del posgrado en filosofía de la UNAM tenemos
una responsabilidad doble con la sociedad, una social-intelectual y otra material. Al encontramos en el espacio por
excelencia de las ideas en México que es la Facultad de Filosofía y Letras
donde se ha conservado, difundido y producido la mayor parte del pensamiento de
las humanidades (en todas y cada una sus disciplinas y posiciones) y al ser
este espacio la obra del esfuerzo conjunto de los mejores pensadores,
profesores y escritores que han trabajo en este país desde la fundación de la
universidad. Y una responsabilidad material porque en un lugar con tantas
carencias como México donde hasta la fecha siempre ha sido un privilegio inalcanzable
para la mayoría saber siquiera leer realmente y estar en una escuela, la
facultad ha contado con los recursos materiales para poder desarrollar su
labor, y hasta ahora, nosotros además hemos contado con una beca que para
muchos constituye nuestra única posibilidad de seguir estudiando y mantener
nuestra vida material dedicada a la filosofía.
Es por esto que lo
que está pasando con el posgrado nos incumbe directamente:
· La constante amenaza por parte del CONACYT de disminuir
los recursos para el posgrado.
· La disminución dramática de la matrícula (de 90
alumnos en nuestra generación se pasó a 30 alumnos).
· La
disminución del tiempo para realizar los estudios de doctorado que ha pasado de
8 a 6 semestres por obediencia a criterios de “eficiencia terminal” externos a
la universidad y provenientes de organismos internacionales como la ANUIES, y
en atención a dichos criterios, la dinámica laboral de nuestros profesores que
para obtener puntos de premiación salarial tienen que escribir artículos,
participar en eventos y asesorar tesis literalmente a destajo.
· La
imposición de un infamante examen de conocimientos básicos impuesto a
aspirantes a maestros y doctores por organizaciones externas a la UNAM y la
facultad (como la ANUIES que le dice a los administrativos qué hacer a cambio
de una “certificación de excelencia”).
· La contradictoria posición del CONACYT que al
calificar nuestro posgrado como uno de excelencia al mismo tiempo hace todo lo
posible por disminuir sus recursos intentando arbitrariamente apretar el cinturón (recordemos la intención
de disminuir las becas el semestre anterior) o de plano eliminando el 60 % de
su matrícula.
En verdad, esto nos afecta y afectará a nosotros mismos, a los futuros estudiantes de
filosofía y a la sociedad para la cual se supone estamos formándonos, pero en
este momento sólo nosotros nos podemos dar cuanta de lo que pasa y hacer algo, al
estar ocupando un lugar como testigos y afectados en esta situación, tenemos que
decir y hacer algo, lo que esté en la capacidad de nuestras manos y nuestros
pensamientos.
Por esto es que un grupo de compañeros estudiantes de
maestría del posgrado convocamos a reaccionar en conjunto, a dar una respuesta
como comunidad. Hasta el momento sólo hemos pensado en realizar una asamblea al
inicio del próximo semestre con todos los compañeros y los de nuevo ingreso,
redactar un desplegado para enviarlo a todos los lugares donde sea posible (Correo
ilustrado, Observatorio filosófico, Asociación filosófica de México), quizá convocar también a un pronunciamiento de
nuestros profesores. Por esta razón, es que estamos circulando este correo
entre todos los compañeros que sea posible, así es que sí te interesa participar
reenvíaselo a los compañeros del posgrado que conozcas y envíanos un correo con
tu propuesta para la asamblea del próximo semestre o tus comentarios, con la finalidad
de mantenerte también informado y ponernos de acuerdo. La dirección electrónica
para organizarnos es: alumnxsposgrado@yahoo.com.mx
Típica estupidez d pseudo-alumnos d la UNAM
ResponderEliminarCreían q un examen era puro cotorreo? Q LES DEN
Hola, soy recien egresado y ando haciendo mi tesis, tengo conocimientos generales (pero no demasiado generales) de filosofía y quisiera entrar a la maestría, quisiera preguntarles si existe realmente posibilidad alguna para entrar en una maestría en la cual uno no tiene conocimientos tan específicos?
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